Para finales de 2021, el valor del comercio global se prevé en 28 billones de dólares, un aumento del 23% en comparación con 2020, pero las perspectivas para 2022 siguen siendo muy inciertas, según comunicó la ONU el martes pasado.

Este fuerte crecimiento de la demanda (especialmente de bienes) es en gran parte el resultado de la relajación de las restricciones impuestas por la pandemia, pero también de paquetes de estímulo económico y fuertes aumentos en el precio de las materias primas.

Según el organismo de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo, la UNCTAD, el comercio mundial se estabilizó durante la segunda mitad de 2021, y entre julio y septiembre el comercio de mercancías alcanzó niveles récord.

En línea con este aumento general, el sector de servicios también repuntó, pero se ha mantenido por debajo de los niveles de 2019.

Desde una perspectiva regional, el crecimiento del comercio se mantuvo desigual durante la primera mitad del año, pero tuvo un alcance más amplio en los tres meses siguientes.

Además, los flujos comerciales siguieron aumentando con más fuerza en los países en desarrollo en comparación con las economías desarrolladas en el tercer trimestre del año.

De acuerdo con los datos de la ONU, el comercio mundial de bienes está valorado en 5,6 billones de dólares en el tercer trimestre de este año, marcando un nuevo récord histórico, mientras que los servicios se situaron en alrededor de 1,5 billones.

Para el resto de este año, la UNCTAD ha pronosticado un crecimiento más lento del comercio de bienes, pero una tendencia más positiva para los servicios.

Entre los factores que contribuyen a la incertidumbre sobre el próximo año, la UNCTAD citó el hecho de que China crezca por debajo de lo inicialmente esperado en el tercer trimestre de 2021, así como las presiones inflacionarias y las medidas que los países puedan tomar para atajarlas. Así mismo, el organismo de la ONU también señala que muchas economías, incluidas las de la Unión Europea, siguen enfrentándose a perturbaciones relacionadas con el COVID-19, lo que puede afectar a la demanda de los consumidores en 2022.

Por otro lado, dentro de 2021, además de las grandes e imprevisibles oscilaciones de la demanda, los elevados precios del combustible también han hecho que los costes del transporte se disparen y hayan contribuido a la escasez de suministros, derivando en retrasos en las principales cadenas de suministro que podrían continuar el próximo año e incluso reconfigurar los flujos comerciales globales, señala la UNCTAD.

De cara a futuro, los factores geopolíticos también acrecientan la incertidumbre para 2022, ya que el comercio regional dentro de África y en la zona de Asia-Pacífico aumenta, por un lado, desviando el comercio de rutas a Europa y EE.UU.

Del mismo modo, los esfuerzos por lograr una economía más sostenible desde el punto de vista social y medioambiental también pueden afectar al comercio internacional, al desincentivar los productos con altas emisiones de carbono.

La necesidad de proteger los propios intereses estratégicos de los países y las debilidades en sectores específicos también podrían influir en el comercio en 2022, señaló la UNCTAD, en medio de una escasez de semiconductores que ya ha perturbado muchas industrias, especialmente el sector del automóvil.


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