Argel. Foto por Pablo Cantero. Todos los derechos reservados.

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Para los emprendedores globales de esta parte del mundo que miren más allá de la UE, los mercados del norte de África están entre los primeros lugares a los que estar atentos y abiertos a cualquier oportunidad: son mercados en general bastante grandes, jóvenes, con perspectivas económicas a considerar, y ventajas derivadas de la cercanía geográfica, y numerosos lazos comerciales y culturales con Europa ante los muchos competidores de peso; a ello se añade la necesidad del gobierno de dar respuesta a las demandas de su población en materia de empleo y desarrollo económico, infraestructuras, sanidad y seguridad alimentaria.

Una vez dicho esto, hay que tener en cuenta que las economías de la zona no dejan de mirar mas allá de sus socios comerciales tradicionales de la Eurozona y sus apagadas perspectivas de crecimiento, las cuales también han afectado al suyo; con numerosas empresas de países del Golfo, EEUU, China, India y Rusia, entre otras interesadas en la región, la competencia es muy elevada y es de esperar que se incremente no obstante los obstáculos.

Estos mercados requieren también una gran inversión de tiempo y recursos para lograr un retorno y mantenerse en el sitio: aún con las ventajas derivadas del Acuerdo de Asociación Euromediterráneo, las dificultades derivadas del marco legal y de sus inflados sectores públicos, las barreras no arancelarias, y los desequilibrios económicos y sociales entre su población son los retos más destacables a estudiar para desarrollar una estrategia de entrada.

Aunque la economía de Argelia se verá sin duda muy afectada por las consecuencias de la bajada de los precios del petróleo y el crecimiento del su consumo interno, el país aún cuenta con un buen colchón de reservas de divisas y reservas fiscales para mitigar el impacto.

Por otra parte, aún con la excesiva dependencia de sus ingresos del petróleo, y la alta tasa de paro que afecta a su población activa, el gobierno no se muestra muy inclinado a realizar cambios en el intervencionismo estatal que agobia al sector privado, a fin de permitir que este crezca y se diversifique; gran parte de la actividad económica y transacciones comerciales se desarrollan dentro de la economía sumergida. Sí que entran en sus planes, sin embargo, grandes inversiones para promover la agricultura, la construcción, industria del metal y de producción / extracción de hidrocarburos.

Por otro lado, a fin de proteger la economía local e impulsar la diversificación, la ley financiera impone restricciones a las importaciones e inversión extranjera, mientras que el marco jurídico, bastante extenso sobre el papel, es notable por su funcionamiento deficiente y en muchos casos arbitrario. Otro tanto ocurre con la administración aduanera: las barreras técnicas a las importaciones, tales como pruebas sanitarias, requisitos de comprobación y certificación de productos agroalimentarios pueden variar en su implementación, con reglamentos que a veces van más allá de las razones de seguridad y/o directrices culturales/ religiosas. El sistema bancario, gestionado principalmente por el estado, también sufre de numerosas carencias; actualmente se encuentra en proceso de modernización, a fin de mejorar su rendimiento y competitividad.

Egipto cuenta con una economía diversa, que aunque seriamente afectada tras el golpe de estado y la oleada de disturbios relacionados, últimamente muestra señales tímidas de recuperarse. En general su situación tras los disturbios políticos ha ido estabilizándose, en buena parte gracias a las poderosas fuerzas armadas de Egipto, que cuentan con una gran autonomía, apoyo público y participación en los negocios y actividad económica del país. Gracias a su importancia geopolítica, estratégica y diplomática en la región, el país cuenta también con considerables apoyos financieros y políticos de sus vecinos del Golfo.

Con todo, la alta tasa de desempleo y subempleo que afecta a los egipcios, y de manera especial a los jóvenes (quienes forman la mayor parte de la población) es uno de los factores que comprometen seriamente la estabilidad interna recobrada hasta ahora. Los movimientos rebeldes de fondo teo-político, muy activos y bien pertrechados, son otro factor que tiende a alejar la inversión extranjera y la industria turística; ésta última y el Canal de Suez están entre las principales fuentes de ingresos y de divisas extranjeras de la economía egipcia, cuyas reservas de divisas son bastante bajas.

Por otra parte, el desarrollo de los negocios se topa con una dificultosa burocracia (con excepción de las ZEE en el canal de Suez); como ocurre a menudo con los sistemas administrativos de la zona, las regulaciones de importación y los procedimientos administrativos están sujetos a cambios que se a veces hacen cumplir sin previo aviso.

Tras veinte años de sanciones internacionales, Libia tiene entre sus objetivos la modernización y desarrollo de sus infraestructuras, particularmente las de su industria petrolífera, puntal de su economía; sin embargo, sus perspectivas de futuro se ven seriamente amenazadas por la división política entre diferentes facciones enfrentadas entre sí. El país se encuentra fragmentado en distintas regiones con gobiernos en gran medida independientes de la débil autoridad central, y poco dispuestos a renunciar a su autonomía y acceso a recursos por una causa común.

Naturalmente, la turbulenta transición política añade más dificultades a un entorno de negocios ya de por sí complicado. La administración y normativas, ineficientes y no pocas veces contradictorias (ej. distintas especificaciones y cambios en los requisitos sanitarios para productos de diferentes países), presenta grandes problemas de corrupción y desorganización generalizada, mientras que el sistema bancario está desfasado y es poco competitivo.

Marruecos fue capaz de capear la Primavera Árabe que barrió la zona sin grandes y costosas consecuencias para su estabilidad interna, y crecimiento económico sostenido. No obstante, tal como ocurre entre sus vecinos, el país debe dar respuesta a grandes y numerosas necesidades de su población, entre las cuales una de las más acuciantes es la alta tasa de paro; como es común en el área, ésta afecta en mayor medida a sus jóvenes, y entre éstos, a la mayoría de titulados, de los cuales muchos se ven obligados a emigrar, contribuyendo así a la carencia de mano de obra calificada, necesaria para continuar con la política de diversificación de la economía.

La actividad y resultados económicos del país dependen en gran medida de su sector agrícola, que emplea a la mayor parte de la fuerza laboral. Por otra parte, aunque se han introducido varias mejoras en el entorno de negocios, este sigue siendo complicado a la hora de gestionar trámites administrativos y legales, y con numerosas carencias en protección de la propiedad intelectual, competitividad y productividad, particularmente en manufacturas básicas.

Túnez, el país mas pequeño del Magreb y origen de la chispa que hizo saltar la Primavera Árabe, ha recobrado una parte del orden, y sus últimos datos macroeconómicos durante el período de transición son moderadamente positivos. Sin embargo sus jóvenes, motor de las protestas generalizadas que concluyeron con el derrocamiento y cambio de gobierno, siguen siendo muy vulnerables al desempleo y a la precariedad, en un país con una fuerza laboral disponible en pleno crecimiento; la economía sumergida, así como las demoras, impagos, acceso limitado a la financiación y debilidad del sector bancario en general han aumentado, mientras que las reservas de divisas extranjeras se mantienen bajas.

Con una economía diversa, suficientes recursos naturales, buena posición y relaciones geoestratégicas, no obstante el crecimiento del sector privado y el proceso de reformas y liberalización de la economía, las normativas y procedimientos que regulan la actividad de negocios continúan siendo lentos y engorrosos, además de vulnerables a la corrupción y a la inconsistencia. Por otra parte, hay grandes desigualdades y obstáculos que afectan al proceso de estabilización: además de los mecanismos de creación de empleo, están las diferencias geográficas (estándar de vida de las regiones al interior frente a las regiones costeras), polarización política de la población, y la actividad de movimientos radicales islamistas.

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Artículo publicado también en nuestra columna en MurciaEconomía.


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