Los indicadores de producción industrial en Europa y Asia caen a la vez que se siguen intensificando las consecuencias de la guerra en Ucrania y la desaceleración económica en China.
El PMI, índice macroeconómico sobre los precios medios de compras, refleja una caída en la zona euro en agosto a 49,6 desde el dato de julio de 49,8 según S&P Global, lo que indica disminución de la demanda en un contexto en el que los consumidores tienen que hacer frente a mayores precios de la energía y bienes y servicios más caros.
Alemania e Italia registraron los peores datos en 26 meses. En Asia, el PMI de Taiwán cayó a 42,7, su nivel más bajo desde mayo de 2020, mientras que el de Corea del Sur se redujo a 47,6, el peor desde julio de 2020. Japón también registra menores cifras, aunque se mantuvo por encima del nivel de 50 que separa la contracción de la expansión.
En el caso concreto de Taiwán, los fabricantes de chips ya advierten sobre la desaceleración de la demanda de semiconductores.
Los datos se suman a un entorno global altamente incierto con las dos economías más grandes del mundo moviéndose en distintas direcciones (China ha flexibilizado su política monetaria) y la mayoría de los bancos centrales están elevando las tasas de interés para luchar contra la inflación.
Para la zona euro, las posibilidades de una recesión aumentan día a día a medida que Rusia reduce los envíos de energía, con el consecuente aumento de los precios del gas natural y la electricidad. Pese a ello, se espera que el Banco Central Europeo siga aumentando las tasas de interés para contener la inflación, la más alta desde la creación de la moneda común.
Los envíos de semiconductores coreanos también cayeron por primera vez en más de dos años el mes pasado, un 7,8% respecto al año anterior, según datos oficiales publicados el jueves. Los chips comprenden alrededor del 20% del valor de las exportaciones de Corea del Sur.
En suma, el impulso a las exportaciones de Asia por la reapertura de China tras las duras medidas de control de la Covid-19 de hace unos meses se está desvaneciendo, y es probable que se sigan deteriorando conforme la demanda mundial continúe cayendo.
Con la elevada inflación y las políticas monetarias restrictivas, los consumidores gastan menos, lo que conduce a una recesión y a que los precios se contraigan, pero el proceso llevará tiempo y afectará a familias y empresas de forma dramática.
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