La economía del gigante asiático se contrajo en el segundo trimestre, en comparación con el período enero-marzo a raíz de las restricciones establecidas por el gobierno para combatir los brotes de coronavirus que afectaron a Shanghái y otras ciudades importantes.
La segunda economía más grande del mundo se contrajo un 2,6%, por debajo del ya débil 1,4% del trimestre anterior, según datos oficiales publicados hoy. En comparación con el año anterior, el crecimiento cayó al 0,4% desde el 4,8% del trimestre anterior.
Las medidas de control también implicaron el cierre del puerto de Shanghái, el más activo del mundo por volumen de mercancías, así como de otros importantes centros industriales desde finales de marzo, lo que afectó a su vez al comercio mundial. Además, millones de familias quedaron confinadas en sus hogares, lo que deprimió el gasto de los consumidores.
Desde mayo, ya se permitió que las fábricas y otras empresas comenzaran a reabrir, pero antes de que la actividad vuelva a su normalidad pasará tiempo y el efecto causado en el transporte marítimo se hará notar durante los próximos meses.
Esta caída de la actividad también perjudica a los socios comerciales de China al contraer la demanda de petróleo, alimentos y bienes de consumo importados.
Las cifras de infección de China son relativamente bajas, pero el gobierno respondió a su mayor brote desde el comienzo de la pandemia en 2020 con una política de «cero COVID» que implica aislar a todas las personas que dan positivo y que ha acabado con la declaración en cuarentena de edificios individuales y vecindarios enteros que cubren áreas de millones de personas.
Para paliar el efecto de estas políticas de control y ayudar a que las empresas se recuperen, el gobierno ha prometido reembolsos de impuestos, alquiler gratuito y otras ayudas, pero la mayoría de analistas, como la firma S&P Global Market Intelligence esperan que China no alcance el objetivo de crecimiento del 5,5% para este año estimada por el gobierno.
Pese a las cifras del segundo trimestre el crecimiento de la primera mitad del año fue del 2,5% con respecto al año anterior, pero sigue siendo uno de los niveles más débiles de las últimas tres décadas. En detalle, las ventas minoristas cayeron un 0,7% respecto al año anterior en el primer semestre, siguiendo la caída del 11% registrada en abril.
La inversión en fábricas, bienes raíces y otros activos fijos se incrementó en un 6,1%, lo que refleja el esfuerzo gubernamental por estimular el crecimiento aumentando el gasto en construcción de obras públicas y otras actividades intensivas en capital.
China también enfrenta vientos en contra debido a la débil demanda mundial, pues pese a que las exportaciones aumentaron un 17,9% en junio con respecto al año anterior, pero este dato es relativo a las mercancías que llegaron antes de las restricciones, por lo que es probable que los próximos datos indiquen contracción.
Por otro lado, la desaceleración del crecimiento en Estados Unidos y Europa podría debilitar la demanda de exportaciones manufactureras de China.
Este país se recuperó rápidamente de la pandemia en 2020, pero la actividad se debilitó a medida que el gobierno endureció los controles sobre el endeudamiento del sector inmobiliario, que respalda millones de puestos de trabajo, afectando a su vez al crecimiento económico general.
0 commentarios