Una vez que una empresa está en marcha y la actividad principal está bien definida, el empresario se encuentra con un punto de inflexión, que es plantearse el futuro de la misma. Llega el momento de afianzarse en el sector y crecer.

Para poderlo llevar a cabo con ciertas garantías de éxito es conveniente saber las estrategias disponibles de crecimiento junto a sus ventajas e inconvenientes.

Empresas de todo tamaño y en diferentes industrias desarrollan estrategias para incrementar su dimensión, ya sea en términos de ingresos, beneficios, número de empleados o clientes, cuota de mercado o presencia en nuevos mercados.

La competencia global y el rápido desarrollo de los avances tecnológicos han creado nuevos modelos de gestión empresarial, como la deslocalización de mano de obra, estructuras organizativas horizontales y asociaciones estratégicas entre clientes, proveedores e incluso competidores. Además, empresas de todo tipo comienzan a desarrollar equipos de trabajo que se comunican y colaboran por medios electrónicos en lugar de reunirse alrededor de una mesa o de la máquina de café.

El entorno de trabajo virtual, donde hay una significativa menor interacción humana, ofrece nuevos retos en las áreas de protección de la privacidad, confidencialidad y derechos de autor.

Dados estos cambios repentinos en el Mercado, el reto que aparece es: ¿Cómo y cuándo crecer? Esta cuestión lleva a otras más difíciles de responder: ¿qué estrategia debe seguirse para facilitar el crecimiento?, ¿cómo saber si esa estrategia es apropiada para nuestra empresa?

Prepararnos para crecer

Como paso previo a preparar a la empresa para un crecimiento, es necesario analizar sus fortalezas y debilidades. Estudiar los elementos que funcionan bien en nuestra empresa sirve para concentrar esfuerzos ahí donde existen más posibilidades de triunfar:

– Costes e ingresos. Controlar todos en todo ámbito de la empresa, observar si aumentan o disminuyen, teniendo en cuenta el margen de beneficio. Además, conviene observar qué departamentos destacan y por qué.

– Personal. ¿Dónde existe una gestión, organización y planificación optima en la empresa? Se ha de considerar si la empresa posee ya el talento necesario en sus empleados para manejar una situación de crecimiento.

– Administración. Es conveniente analizar si el área de administración funciona favorablemente y da resultados sin necesidad de realizar una supervisión exhaustiva.

– Filosofía. Tener clara la misión de la empresa ayudará a definir la esencia de su actividad y a determinar qué procesos del sistema se adaptan a sus objetivos y cuáles no. De esta manera se podrá comprobar si se están utilizando recursos en actividades que no coinciden con los objetivos de la empresa, y aplicar valores fundamentales al manual corporativo de sus empleados.

– Mercado. Es preciso determinar si el volumen de mercado potencial de la empresa crece o disminuye. La estrategia del mercado debe basarse en una cuidadosa investigación, nunca en el instinto o en corazonadas.

– Competidores. ¿Somos conocedores de la competencia? Determinar quiénes son, y dónde radica su amenaza es una medida eficaz para minimizar nuestra vulnerabilidad. También hay que tener en cuenta si el mercado se está copando de competidores en el sector.

– Clima económico. Hay que considerar en qué medida afecta la situación corriente de los tipos de interés, inflación, nuevas construcciones, y beneficios del sector a nuestra empresa. Realizar una previsión de estos indicadores con la antelación suficiente sostendrá a la empresa en una posición privilegiada que evitará la improvisación ante cualquier tipo de crisis económica.

En resumen, las claves para elegir de manera eficiente el momento de crecer son las siguientes:

  • Entender las razones por las cuales la empresa quiere o necesita crecer.
  • Definir con claridad los objetivos conseguidos con el crecimiento y/o los problemas que puede acarrear.
  • La comprensión por parte de los gestores de los retos y de los riesgos en los que un crecimiento rápido puede posicionar a la empresa, especialmente si la gestión no se hace correctamente.
  • Conocer las distintas fases de crecimiento que sufrirá la empresa hasta que evolucione a un período de madurez y estabilidad.
  • Implementar un sistema de gestión del proceso del crecimiento que sea sensible y reflexivo respecto a la etapa de desarrollo vigente.

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